Un estudio demuestra que el humo de segunda mano afecta a la salud ocular de los niños

15, junio, 2020 / Salud Ocular / Sin comentarios

Es conocido por todos que el humo de segunda mano es una amenaza para la salud visual entre los adultos. Los expertos relacionan con el humo el riesgo de padecer afecciones oculares como las cataratas o la degeneración macular relacionada con la edad (DMAE). Pero un nuevo estudio del Centro de Oftalmología de la Universidad China de Hong Kong demuestra que el humo de segunda mano también es culpable de daños oculares en niños de entre los 6 y 8 años.

La coroides es una densa red de vasos sanguíneos que está en la parte posterior del ojo y que es la responsable de abastecer de oxígeno y nutrición a la retina y de mantener la temperatura y el volumen del ojo. Normalmente, los fumadores y las personas adultas expuestas al humo de segunda mano tienen una coroides más delgada y este adelgazamiento está relacionado con el posterior desarrollo de la DMAE, entre otras afecciones.

El estudio de la Universidad China de Hong Kong examinó a 1.400 niños y demostró que los que permanecían en entornos con humo de cigarrillo presentaban la coroides significativamente más delgada -de 6 a 8 micras- que la de los que no estaban expuestos. Los datos también señalaron que el adelgazamiento de la coroides era mayor en función del número de miembros de la familia que fumaba, así como, de la cantidad de cigarrillos.

Aunque todavía está por ver la evolución de la salud ocular de estos niños a largo plazo, lo que sí el estudio demuestra es el papel potencial que desempeña la exposición temprana al humo de segunda mano en el desarrollo de futuras enfermedades crónicas.

El tabaco en los ojos

El tabaco además de favorecer el desarrollo de afecciones como la DMAE o las cataratas, también puede generar neuropatías ópticas tóxicas. El principal síntoma de este tipo de patologías es la pérdida visual progresiva, es decir, el paciente empieza a ver borroso en el centro y, según va avanzando la enfermedad, va disminuyendo la agudeza visual. En algunas ocasiones, se añade a la pérdida de visión una alteración en la percepción de los colores que se llama discromatopsia.

Otras enfermedades visuales que el tabaco puede agravar son las que afectan a la superficie ocular -como el síndrome del ojo seco-, el glaucoma y algunas enfermedades inflamatorias como la blefaritis, uveítis o la conjuntivitis, entre otras.

 

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