La contaminación atmosférica puede afectar a la salud ocular
14, agosto, 2020 / Salud Ocular / Sin comentarios
La calidad ambiental se ha convertido en una de las preocupaciones más importantes de Salud Pública en los últimos tiempos. Se calcula que en el mundo se producen 1,3 millones de muertes por exposición a contaminantes ambientales. Entre las patologías oculares más comunes asociadas a la polución se encuentran las inflamaciones e irritaciones oculares -como la conjuntivitis- y el síndrome del ojo seco.
La contaminación incorpora a la atmósfera gases tóxicos – como el dióxido de azufre, el ozono o el dióxido de nitrógeno- que han transformado la composición natural del aire. Esto hace que la superficie ocular que está constantemente expuesta al exterior no sea inmune a los componentes tóxicos que están presentes en los ambientes contaminados.
Conjuntivitis y ojo seco
Las inflamaciones e irritaciones oculares pueden verse agravadas cuando no llueve durante varios días. La conjuntivitis, por ejemplo, puede provocar la inflamación del tejido que cubre la parte blanca del ojo y del interior de los párpados, ocasionando lagrimeo y enrojecimiento del globo ocular. También puede producirse sensibilidad especial a la luz, picor en los ojos o visión algo borrosa.
La contaminación también es la responsable de que la película lagrimal que se encarga de nutrir y proteger el ojo vea alterada su composición y empeorada su calidad, pudiendo aumentar la prevalencia del síndrome del ojo seco -una dolencia que afecta al 30% de la población.
Prevención y protección
Acabar con la contaminación no está cien por cien en nuestras manos pero sí que podemos seguir una serie de recomendaciones para conservar una buena salud ocular. Es aconsejable el uso de gafas de sol, que tengan una superficie amplia y sean de una calidad adecuada con filtros ultravioleta, para evitar que la zona ocular entre en contacto directo con el aire.
Las personas que usen lentes de contacto deben seguir las pautas de higiene lo más escrupulosamente posible a la hora de manipularlas, ponérselas o quitárselas.
También es muy recomendable, y más en verano, beber dos litros de agua al día ya que no sólo beneficia al organismo sino que facilita la producción de lágrimas suficientes para mantener los ojos húmedos. En el caso que se necesite una dosis extra, la aplicación de gotas lubricantes puede ser una buena solución. Y es importante no olvidar la práctica del pestañeo sobre todo si hacemos trabajos de concentración como coser o estar delante del ordenador durante horas.