¿Cómo sé si tengo hipertensión ocular?
09, noviembre, 2020 / Uncategorized / Sin comentarios
Existen muchas patologías oculares que se podrían evitar o al menos prevenir si se detectaran de forma precoz. Por ejemplo, la segunda causa de ceguera en Occidente es el glaucoma, una enfermedad que en el 90% de los casos se podría evitar si se detectara a tiempo.
El aumento de la presión intraocular es el principal factor de riesgo para desarrollar glaucoma y, por eso, las personas con hipertensión ocular son más susceptibles de padecer la enfermedad. Se habla de hipertensión ocular cuando la presión intraocular está alta pero el nervio óptico no se encuentra dañado. Mientras que en caso de tener glaucoma, el nervio óptico ya está dañado –pudiéndose encontrar la presión intraocular normal o alta– y esto puede provocar que el paciente note pérdida de campo visual e, incluso, de visión central en casos avanzados de la patología.
Revisiones periódicas
El principal problema es que la hipertensión ocular no da síntomas, por lo que una vez que se acude al especialista es tarde. Las revisiones oculares periódicas suelen incluir una tonometría, una prueba muy sencilla, rápida e indolora que detecta la hipertensión ocular y que puede evitar patologías muy graves.
Se trata de una enfermedad provocada por un mal funcionamiento del sistema de drenaje del humor acuoso, que baña y nutre las estructuras oculares. Cuando este no fluye correctamente -por múltiples causas- se rompe el equilibrio entre el líquido que se produce en el interior del ojo y el líquido que va saliendo de él, derivando en un aumento de la presión intraocular.
Todos tenemos cierta presión en el interior del ojo, lo normal es que esté entre 9 y 21 mmHg. Cuando la presión sube por encima de los 21 mmHg, es cuando hablamos de hipertensión ocular.
¿Puedo ser yo?
Aunque cualquier persona puede padecer hipertensión ocular, determinados colectivos tienen mayor propensión a sufrirla y, por tanto, a desarrollar glaucoma. En primer lugar, las personas mayores de 60 años tienen más probabilidades así como los diabéticos, miopes o hipermétropes alto y los pacientes con determinados traumatismos o enfermedades oculares. También son más propensos a padecer hipertensión ocular las personas de raza negra o asiática o los pacientes con un ángulo ocular estrecho.
En caso de que se demuestre que existe una hipertensión, hay diferentes formas de bajar los niveles para que el nervio óptico no se vea dañado. El primero de ellos es a través de fármacos como colirios -la opción más usada por los oftalmólogos- y si esto no funcionara hay opciones de un tratamiento láser o de la cirugía.
La mejor forma para prevenir la hipertensión ocular es llevar un estilo de vida saludable. Los beneficios de hábitos como una dieta equilibrada, ejercicio físico, alejarse del tabaco y del consumo excesivo de cafeína ayudan a que nuestro cuerpo se regule sin problemas y podamos evitar desequilibrios como la hipertensión ocular.