Cáncer y salud visual
08, febrero, 2021 / Salud Ocular / Sin comentarios
El 4 de febrero fue el Día Mundial contra el Cáncer, la segunda causa de muerte en el mundo. La Organización Mundial de la Salud describe esta enfermedad como un proceso de crecimiento y diseminación incontrolado de células y que puede aparecer prácticamente en cualquier lugar del cuerpo, también en los ojos. Algunos tumores, como los asociados al sistema nervioso periférico, pueden afectar a la salud visual y algunos tratamientos para el cáncer pueden producir efectos secundarios en la visión.
Tumores que afectan a los ojos
Existen distintos tipos de tumores malignos que afectan los ojos. Por un lado, están los primarios que están dentro del ojos. Y, por otro lado, los metastásicos (los más comunes son el de mama y de pulmón) que se distribuyen desde otro órgano hasta llegar a los ojos.
Según su ubicación, tenemos el tumor del párpado siendo el más común el carcinoma de células basales que crece alrededor del ojo pero que, casi nunca, llega a extenderse a otra parte del cuerpo. Este tipo de tumores suelen estar relacionados con la excesiva exposición solar y afectan normalmente a personas mayores de 40 años, suelen ser benignos y de lenta evolución.
El melanoma uveal u ocular es un tumor intraocular maligno que afecta comúnmente a los adultos, puede ocurrir en la coroides, el iris y el cuerpo ciliar (se extiende desde la parte anterior de la retina hasta la base del iris). Los expertos no saben con exactitud qué lo causa ya que se produce cuando aparecen errores en el ADN de las células oculares sanas y en la mayoría de los casos es consecuencia de otros procesos cancerosos.
Estos tumores intraoculares suelen ser diagnosticados durante un examen oftalmológico de rutina. El tratamiento dependerá de la tipología, ubicación y tamaño, generalmente son extirpados mediante cirugía que se refuerza con quimioterapia o radioterapia local.
El retinoblastoma es un cáncer que afecta a los tejidos de la retina de uno o ambos ojos. Este tumor se presenta mayormente en niños pequeños, sin embargo, también pueden encontrarse en personas adultas. Es hereditario en el 40% de los casos y la causa es la mutación en la proteína Rb.
Los tumores orbitarios son lesiones que se originan en los tejidos de la órbita o en el párpado, los senos paranasales o en el compartimiento intracraneano. Las causas de este tipo de quistes son variadas y depende del tipo y a la edad en la que se desarrollen, ya que afecta tanto a niños como a adultos.
Los tratamientos contra el cáncer pueden afectar a los ojos
Algunos tratamientos para el cáncer pueden producir efectos secundarios en la visión. Por esta razón, es importante que aquellas personas que estén recibiendo tratamiento oncológico se sometan a una exploración oftalmológica para preparar adecuadamente el sistema ocular con tratamientos específicos y así impedir el desarrollo de secuelas en su visión a corto y a largo plazo.
Los efectos secundarios de la quimioterapia a nivel ocular son numerosos y pueden afectar a todas las estructuras del ojo. El síndrome del ojo seco es una de las posibles secuelas de la quimioterapia por lo que antes de empezar cualquier tratamiento es importante humectar los ojos con lágrimas artificiales.
Los pacientes sometidos a un tratamiento antineoplásico (con sustancias que impiden el desarrollo, crecimiento, o proliferación de células tumorales malignas) deben ser tratados, desde el inicio, con lágrimas artificiales y geles oculares sin conservantes, no deben usar lentes de contacto durante el tratamiento antineoplásico y deben realizar una higiene diaria correcta de los párpados.
La transparencia del cristalino es algo muy delicado y sensible ante muchas situaciones, entre ellas, el tratamiento con quimioterápicos que puede provocar cataratas. La retina también es metabólicamente muy sensible y las alteraciones provocadas por la quimioterapia pueden afectar a la mácula o incluso al nervio óptico.
La radioterapia, cuando se aplica en tumores de la cabeza y cuello, puede alcanzar de alguna manera a las estructuras oculares llegando a producir cataratas, inflamación del nervio óptico (neuritis óptica) e inflamaciones y afectaciones vasculares de la retina (retinitis, edema macular, entre otras patologías). En las estructuras externas puede haber problemas cutáneos en los párpados, ojo seco de todos los tipos, conjuntivitis e inflamaciones de la córnea.
Lo recomendable es que los controles oftalmológicos empiecen antes de que el paciente inicie cualquier tratamiento oncológico y, después, cada tres meses. El camino es largo y complicado en la lucha contra el cáncer pero el trabajo coordinado y un seguimiento continuado puede hacer que el camino sea menos tortuoso.