Te invitamos a vivir sin exigencias

30, octubre, 2015 / Mirada particular / Sin comentarios

Es posible llevar un ritmo de vida cotidiano en el que mejoremos y consigamos nuestros propósitos desde una mirada de ilusión, diversión y sin los inconvenientes de la exigencia. Ésta, en muchas ocasiones, nos priva de lo verdaderamente importante: disfrutar del camino. Hoy queremos ofrecerte un punto de vista diferente. ¡Vamos allá!

¿Vives la vida con exigencia?

Aquí tienes algunas pautas sencillas que te pueden indicar si tu manera de vivir está en línea con la exigencia:

  • Nunca estás satisfecho con lo conseguido, o si lo estás es por muy poco tiempo.
  • Tu objetivo es la perfección.
  • Tu emoción suele estar entre la ansiedad por llegar muy lejos y la rabia por no conseguirlo.
  • Sueles desconfiar de ti y de los demás y tiendes a controlar lo máximo posible.
  • Cuando las cosas no salen como esperabas lo tomas como un fracaso del que no hay vuelta atrás.
  • Todas las pautas las tienes instauradas en ti como una forma de ser, de forma que para ti es imposible cambiar de actitud.

Si es así, recuerda que siempre estás a tiempo de cambiar. ¿Cómo? ¡Viendo la vida desde una nueva perspectiva!

¿Cómo cambiar el punto de vista?

De los errores se aprende, ¡así de simple! Un error es algo inseparable de la condición humana, ¡no somos perfectos! ¿Y sabes que es lo bueno? ¡Que los podemos corregir! ¿Quién no ha sido capaz de corregir un fracaso?

También es importante cambiar el ‘tenemos que’ por el ‘quiero hacerlo’. Porque si decimos y sentimos que más que obligado estamos comprometidos con un objetivo: ¿a que nos suena mejor? El compromiso genera emoción, alegría, pasión y nos permite ver más fácilmente los errores como lo que son, y no tanto como un fracaso de aquello que ‘tenía que haber conseguido’. Verlo desde este prisma ya nos quita bastante presión que acompaña a la exigencia.

¿Cómo es la vida sin exigencia?

Para saber si vamos por el camino de la excelencia y no de la exigencia, podemos observar que:

  • Tienes confianza en ti y en los demás.
  • Tu meta no es la perfección sino la mejora continua.
  • Aprendo de los errores, los ves como regalos con lecciones que te sirven para el futuro.
  • Celebras cada paso adelante con ilusión y alegría, disfrutando del esfuerzo realizado.
  • Sientes un compromiso hacia lo que haces y te liberas de la obligación de hacerlo.
  • En tu relación con los demás ves sus capacidades y sus puntos de mejora y les ayudas a desarrollarse, esto te permite que ellos también te ayuden a ti a mejorar en tu vida.

En resumen, todos buscamos en la vida desarrollarnos, hacer las cosas mejor y también ser felices y disfrutar de las experiencias. Todo este proceso puede ser visto como una lucha por conseguirlo o también como un juego.

¿Cómo trabajas tú vivir sin tanta exigencia?

 

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