La puesta a punto de nuestra salud visual es más necesaria que nunca

29, junio, 2020 / Salud Ocular / Sin comentarios

En estos primeros días de la llamada “nueva normalidad” han aumentado considerablemente los coches en las carreteras. La Dirección General de Tráfico (DGT) alerta de los peligros que puede suponer ponerse al volante sin una completa revisión de nuestras capacidades. Tras meses de confinamiento, la puesta a punto de nuestra salud visual para la conducción es más necesaria que nunca.

Ya hemos explicado en otros artículos de Magazine que hasta el 90% de la información que recibimos cuando conducimos es a través de la visión. Sin embargo, de acuerdo con los datos del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas, aunque se ha demostrado que una cuarta parte de los conductores padece alguna anomalía visual solo la mitad de ellos opta por hacerse una revisión de la vista cada año. En concreto, el 46% de los conductores no realiza los controles periódicos anuales, el 12% no se protege nunca del sol mientras conduce y el 33% solo lo hace ocasionalmente.

Y es que la revisión de nuestra salud visual, tras meses de confinamiento, es más necesaria que nunca. Durante todos estos días hemos usado, de forma prolongada, los dispositivos digitales y las pantallas y nos hemos estado manejando en distancias muy próximas. Unas circunstancias que pueden causar molestias visuales de distinta índole como fatiga visual, pesadez de párpados, enrojecimiento, dolor de ojos o empeoramiento de la visión, que pueden ser un riesgo en la conducción.

Los peligros ante el volante

Según la DGT, entre los principales peligros ante el volante destaca el llamado “efecto túnel” que consiste en la disminución de la capacidad de visión cuando se alcanzan velocidades elevadas. Tráfico apunta, por ejemplo, que si se circula a 65km/h nuestro ángulo de visión es de 70 grados pero si aumentamos la velocidad a 150 km/h éste se reduce a tan solo 18 grados. Un efecto que, unido a haber estado varios meses sin conducir y a una falsa sensación de tranquilidad ante la escasez de coches en la carretera, aumentan considerablemente los riesgos en la conducción.

Los problemas visuales que más pueden “pasar factura” ante el volante son las cataratas porque pueden provocar visión borrosa o sensación de nebulosa que no permitan diferenciar bien los objetos de la carretera. Evidentemente, si el conductor no cuenta con una graduación adecuada de la vista, el efecto refractivo también podría dificultar la visión nítida a larga distancia y provocar un accidente.

Si se conduce de noche, con la baja luminosidad, la percepción del color no existe y se reduce el campo visual, provocando la miopía nocturna. Se debe tener mucho cuidado con los deslumbramientos de los faros de enfrente porque pueden disminuir la agudeza visual, un problema que se ha demostrado que acrecienta con la edad. Si en las personas de hasta 50 años el tiempo de recuperación ante un deslumbramiento es de 40 a 60 segundos, en el caso de personas mayores de esa edad, se incrementa a más de un minuto.

Conducir reclama tener todas las capacidades a punto, entre ellas las visuales. Así pues, es recomendable antes de volver a conducir hacerse una revisión ocular en el óptico-optometrista de confianza y retomar la carretera con toda la seguridad posible.  ¡Feliz viaje!

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