En verano, ¡amplía tus amistades!
19, julio, 2013 / Bienestar / Sin comentarios
Ampliar tu círculo vital, tus amistades, puede ser una gran oportunidad para disfrutar más del verano. Las actividades al exterior son una excusa perfecta para conocer gente nueva. ¿Te apuntas?
Somo sociables por naturaleza pero tal vez vivimos atrapados en el individualismo y necesitamos conocernos interiormente. Así podremos abrirnos más y buscar mejor la empatía con otras personas más afines. Si cuando entablas una nueva relación te es difícil abrirse, aquí unos pequeños trucos.
Cómo abrirse a los demás
Mostrar señales positivas
Los gestos, el tono de la voz, manterner la mirada en los ojos del otro y lo que dice nuestro cuerpo son señales tan importantes como las palabras al relacionarse con alguien. Cuidar el aspecto y mostrar una actitud abierta, sonriente y amable, en la que prevalezcan la atención y el respeto abre muchas puertas.
Sentirse iguales
Tratar a los demás como iguales, ni desde una posición superior ni inferior, contribuye a que tengan una actitud positiva con nosotros.
Invitar a casa
Limpiar la casa, ordenarla y cocinar con los mejores alimentos que podamos son señales que anuncian que los demás nos importan.
Dar y saber recibir
Ofreciendo y recibiendo por igual, tanto regalos como favores, ninguna de las partes se resiente. Si uno siempre recibe puede sentirse infravalorado, mientras que el que siempre da puede sentirse no compensado.
Ni muy cerca, ni muy lejos
Así como el Sol y la Tierra se mantienen a una distancia oportuna para que pueda darse la vida, es conveniente no atosigar a los amigos reclamando constantemente su presencia ni olvidarse de ellos durante largos periodos de tiempo.
Hacer nuevos amigos
Las redes sociales, apuntarse a un gimnasio, a un centro excursionista, a un taller terapéutico o de cualquier otra cosa que motive, permite conocer a personas con aficiones que convergen en algún punto con las propias.
Cultivar el entusiasmo y la empatía
Mostrarse entusiasta en las relaciones lleva un soplo de aire fresco a los demás. Si además somos capaces de escuchar de forma plena, apreciando no solo cómo la otra persona dice las cosas sino lo que siente, podemos ser empáticos, entendiendo qué le ocurre y ayudando con bondad y sin emitir juicios.