El Cáncer de ojo es más frecuente de lo que pensamos
02, noviembre, 2020 / Salud Ocular / Sin comentarios
Por desgracia, el cáncer puede aparecer cuando y donde menos se espera. También en los ojos y se localiza tanto en la superficie ocular como en la zona de la retina. Pese a no ser un tipo de tumor muy conocido, es relativamente frecuente sobre todo el melanoma y el linfoma intraocular.
El cáncer de ojo se produce por el crecimiento desordenado de células, dificultando las funciones normales del ojo. La tipología de cáncer dependerá en buena parte del lugar en el que se localice. Los tumores oculares son alteraciones en los tejidos -benignas o malignas- que pueden aparecer en los párpados, en el ojo (en conjuntiva, coroides o retina) y/o en la órbita.
Así pues, cualquiera de los tejidos del ojo puede desarrollar un tumor ocular en algún momento de la vida. En cualquier caso, deben ser evaluados de forma minuciosa y precoz por nuestro oftalmólogo de confianza.
Cuando el tumor se encuentra en la parte exterior del ojo, la causa suele ser una exposición excesiva al sol. Un análisis del tejido nos indicará si se trata de un simple quiste o de un tumor maligno, es decir, de un melanoma.
El cáncer intraocular
En el iris suelen ser menos habituales y también suelen deberse a una sobreexposición solar. Ya dentro del globo ocular, se suelen producir en la retina -en concreto, en la coroides que es la capa que está detrás de la retina- y su gran peligro es que se suelen detectar tarde. En más de una ocasión, el paciente no nota nada hasta que el tumor ya es lo suficientemente grande para empezar a quitarle campo de visión.
La causa más común de un cáncer de ojo es otro cáncer, es decir, que forma parte de la metástasis de otro cáncer, en el caso de las mujeres el de mama es el más frecuente y en el de los hombres, el de pulmón.
El Retinoblastoma
Es un cáncer ocular que se detecta antes de los dos años. La señal de alarma para el pediatra es un reflejo blanco en la pupila. Se origina por una mutación genética que afecta inicialmente a la retina. No es una tipología muy frecuente ya que se da un caso por cada 15.000 nacimientos pero es muy agresivo y, por ello, resulta fundamental diagnosticarlo y tratarlo tempranamente.
Síntomas
El cáncer suele ser una enfermedad silenciosa, por eso, es indispensable visitar regularmente al oftalmólogo ya que un adecuado examen puede detectar y diagnosticar algún tipo de anomalía. Sin embargo, cuando el cáncer de ojo ha llegado a un estadio avanzado, los síntomas más frecuentes son manchas oscuras o aparición de lunares en el iris, excesiva sensibilidad a la luz, cambios en la forma de la pupila, visión periférica borrosa en un ojo, destellos, manchas, líneas, puntos flotantes o líneas onduladas en la visión o dolores en el interior o alrededor del ojo.
¿Se puede prevenir? Por desgracia no, pero se pueden reducir las probabilidades. Es imprescindible proteger a los ojos de una exposición excesiva al sol utilizando gafas homologadas y gorras o viseras. También es aconsejable revisar con frecuencia ante el espejo si hay algún bulto extraño alrededor del ojo o en el iris. Evidentemente, las revisiones oftalmológicas periódicas son vitales, incluyendo una prueba de dilatación de la pupila y la observación del fondo ojo, especialmente a partir de los 50 años.
Tratamiento
El tipo de tratamiento dependerá de la tipología y de la etapa en la que se encuentre el tumor ocular. En el caso de melanomas muy pequeños muchas veces no es necesario someterse a ningún tipo de tratamiento. Pero los tratamientos más habituales son la radiación (rayos de alta potencia para suprimir las células cancerosas), el láser (rayos de luz para aumentar la temperatura y eliminar las células cancerosas), la cirugía, la quimioterapia (inyección de medicamentos en todo el cuerpo por vía intravenosa o en el ojo) y la terapia dirigida e inmunoterapia que consiste en el uso de farmacología como reforzar al sistema inmunológico del organismo.
*Fuente: Academia Americana de Oftalmología