¡Deja atrás el cansancio!
19, septiembre, 2014 / Bienestar / Sin comentarios
Vivimos a un ritmo agotador que en ocasiones produce fatiga. Esto sí, hay buenas noticias: este círculo ¡puede romperse con la prevención adecuada! ¿Quieres saber más?
Hay muchos tipos de fatiga, de menor y mayor intensidad.
Fatiga pasajera
Aparece al final del día, pero termina cediendo después de una noche de descanso. La podemos reconocer por la somnolencia, deseo de reposo y ojeras, entre otros.
Fatiga aguda
Consecuencia de un largo periodo de esfuerzos y necesita unos días de reposo o vacaciones. Sus signos son nerviosismo, cambios de humor irracionales, pesadez corporal, contracturas musculares o taquicardia.
Agotamiento
Estadio extremo de fatiga que aparece tras un periodo de trabajo físico o intelectual muy intenso, o bien debido a un accidente. Se intensifican los signos de la fatiga aguda.
Fatiga crónica
No cede al reposo y exige el retorno a un ritmo de vida más equilibrado. Los signos son muy variados, desde dolores musculares hasta opresión torácica.
Fatiga estacional
Suele presentarse en invierno, primavera u otoño, en gran parte por falta de luz solar. Se puede notar por un apetito intenso y ánimo triste.
Fatiga psicológica
Está unida a problemas afectivos, provenientes de la dificultad para comunicarse o adaptarse al entorno. El apoyo psicológico es fundamental. Se puede expresar en forma de desinterés por la vida, sufrimiento o depresión.
Si el estrés agota las reservas naturales, el organismo empieza a luchar contra sí mismo y deriva en agotamiento. A fin de impedir la escalada hacia esta última fase de la fatiga, es importante cubrir todos los puntos débiles. ¿Cómo hacerlo?
- Técnicas de respiración. Un simple ejercicio de respiración es muy útil cuando nos sentimos con poca energía o pasamos por un momento difícil. Con los brazos relajados a los costados del cuerpo, inspirar y realizar una respiración natural (diafragmática) completa.
- Afirmaciones mentales. Esta sencilla técnica cognitiva reduce la ansiedad emocional a través de dos habilidades. La primera es la interrupción del pensamiento negativo a través de una orden mental. La segunda es el reemplazo de la idea negativa por una positiva. Por ejemplo «me encuentro muy mal» por «pronto tendré una salud de hierro».
- Red social próxima. Recurrir a la familia o a los amigos, entre otros, es un recursos de afrontamiento muy valioso. Ayuda a reforzar la autoestima y da sensación de control sobre los hechos.
- Masaje, hidroterapia y musicoterapia. Relajan los músculos y estimulan la circulación sanguínea. El agua, a presión y temperaturas adecuadas, es un elemento muy relajante. Y la música (instrumental y suave) se usa como elemento de calma y bienestar. Ejercicios como el yoga o el tai-chi son eficaces para recuperar energía.
- El ejercicio. ¡El ejercicio tiene que formar parte de nuestra dieta! Nos ayuda a sentirnos bien y aumenta nuestra defensas.
Y tú, ¿qué haces para superar el cansancio?