Mantener activo el cerebro
12, agosto, 2013 / Bienestar / Sin comentarios
Según la neurociencia, las experiencias vitales influyen y modifican el cuerpo y el cerebro. Es un proceso que podemos facilitar además con ejercicio físico y la práctica consciente de la atención, para conseguir cambios profundos en el comportamiento y la forma de ver el mundo. Hoy queremos dar cuatro pinceladas a cómo mantener activo el cerebro, crucial para mantenernos bien física y emocionalmente.
Facilita la actividad cerebral:
. Realizar ejercicio aeróbico
Caminar, ir en bicicleta, nadar,…de forma habitual fomenta habilidades cognitivas como la atención y el rendimiento académico
. Dieta rica en omega 3 (DHA)
Son ácidos grasos fundamentales en el desarrollo del cerebro y en la prevención de enfermedades neurodegenerativas. Están en el pescado azul (caballa, salmón y sardina, entre otros).
. Consumir polifenoles
Antioxidantes de alimentos rojos (fresas, cerezas, tomates…) especias, cítricos, legumbres, té verde y rojo, uva y caco. En la edad adulta favorecen una vejez saludable.
. Controlar las calorías
Una dieta hipercalórica provoca un daño oxidativo en los tejidos.
. Dormir bien y actividad social
El sueño favorece las habilidades cognitivas, consolida la memoria y repara el cuerpo y el cerebro.
. Actividad social
El afecto, la proximidad y la ilusión facilitan dirigir la capacidad plástica hacia una vida más saludable y feliz.
Y es que el cerebro es un órgano curioso. ¿Sabes, por ejemplo, que los abrazos son el mejor antídoto contra la tristeza? Sí, ¡el contacto con piel es curativo!
Hasta principios del siglo XXI, en los orfanatos estadounidenses morían muchos niños antes de cumplir el primer año. Alguien se dio cuenta de que el comportamiento distante de los cuidadores jugaba un papel clave y propuso un cambio sustancial, de modo que las caricias y los abrazos redujeron inmediatamente la mortalidad. Los seres humanos necesitamos tocar y ser tocados: el contacto piel con piel puede ser calmante, curativo, cariñoso, afectivo y consolador. En los niños, el tacto es esencial para el desarrollo físico y la conducta; transmite seguridad, reduce la tensión y comunica alegría, tristeza o enfado en apenas unos segundos de roce.