Foria ocular, el estrabismo latente

08, junio, 2020 / Salud Ocular / Sin comentarios

La foria se revela cuando la persona no mira con los dos ojos a un objeto, es decir, cuando tiene uno de los ojos en reposo mientras el otro sigue mirando. No es tan evidente como el estrabismo porque únicamente se manifiesta cuando el ojo está en reposo pero es más común de lo que se podría pensar. Este tipo de desviación ocular no resulta evidente porque la persona que la padece suele ocultarla, de manera inconsciente, mediante un esfuerzo muscular. Los dolores de cabeza, la fatiga y la visión borrosa suele ser algunos de sus síntomas.

La Academia Americana de Oftalmología define la foria ocular como aquella situación en la que se produce una falta de alineación de los ejes visuales y que suele aparecer al realizar ciertas maniobras como taparse un ojo. El eje visual se mantiene recto y sin desviaciones, a pesar de la presencia de la foria, gracias a unos reflejos complementarios del ojo -las llamadas reservas fusionales. Pero en ocasiones de cansancio, estrés o exceso de trabajo, estos reflejos no son suficientes y la foria se descompensa.

Los diferentes tipos de foria se denominan en función de la dirección de la desviación del ojo. Se llama Endoforia cuando uno de los ojos se desvía hacia dentro, Exoforia cuando la desviación se produce hacia fuera, Hiperforia cuando el ojo tiende a desviarse hacia arriba e Hipoforia cuando se desvía hacia abajo.

Es muy importante diferenciar entre foria y tropia, que es lo que conocemos como estrabismo, a fin de abordar el tratamiento adecuado. En el estrabismo, a diferencia de la foria, la desviación de los ejes visuales es manifiesta, si bien se presenta en mayor o menor grado según corresponda al caso concreto.

¿Cómo se trata la foria?

El problema surge cuando la foria se descompensa y aparecen los síntomas. Generalmente, las forias no ocasionan problema y no requieren de ningún tratamiento para ser corregidas. Solo si son grandes y reclaman un gran esfuerzo de los músculos oculares para mantener los ojos alineados, es necesario aplicar algún tratamiento, que en algunos casos puede ser quirúrgico.

Y es que si la foria, sea del tipo que sea, es importante y no se trata, pueden darse síntomas desagradables como fatiga, dolor en los ojos, visión borrosa, dolor de cabeza y, ocasionalmente, visión doble.

El diagnóstico se puede realizar a través de una serie de pruebas de motilidad ocular. Si se detecta que, efectivamente, existe una foria o un estrabismo leve, se aplicará el tratamiento adecuado al grado de desarrollo de la patología.

Los ejercicios de rehabilitación -ejercicios de convergencia- pueden ser muy útiles para resolver el problema en casos de insuficiencia de convergencia. También se puede pautar el uso de prismas, que son un tipo de lentes que desvían la imagen para evitar el esfuerzo excesivo de los ojos.

 

 

 

 

 

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