¿Sequedad ocular? ¡No fumes!
08, agosto, 2019 / Salud Ocular / Sin comentarios
Es sabido por todos que el tabaquismo es uno de los mayores problemas de salud pública y que debemos ser conscientes de sus consecuencias para la salud. Pero el humo del tabaco no sólo es nocivo para el cuerpo sino que también es perjudicial para nuestros ojos. Te lo contamos.
Ojo con el tabaco
Una canción de “The Platters” decía: “el humo entraba en tus ojos” y es que no iban muy desencaminados. Inhalar el humo del tabaco puede causar problemas de salud graves porque tiene toxinas nocivas que pasan del pulmón al torrente sanguíneo y, de allí, se reparten al resto del cuerpo, incluyendo a nuestros ojos.
Fumar conlleva desde leves molestias oculares como la sequedad o irritaciones conjuntivales a problemas más graves, como la pérdida irreversible de la agudeza visual al afectar a la mácula retiniana y acelerar su degeneración.
Fumar y el ojo irritado y seco
El tabaco es un gran irritante ocular y empeora la sequedad del ojo, tanto en fumadores activos como pasivos. Sobre todo si usas lentes de contacto y fumas tienes el doble de posibilidades de sufrir sequedad ocular. Además el tabaquismo provoca bolsas debajo de los ojos y trastornos en los párpados como son la irritación e inflamación, así como, trastornos cutáneos que pueden llegar a afectar a los ojos.
Fumar y las cataratas y la degeneración macular
La persona fumadora acelera su envejecimiento. El proceso de envejecimiento que ejerce el tabaquismo en el organismo hace empeorar enfermedades oculares, atribuibles a la edad, como son las cataratas o la degeneración macular.
Como ya hemos avanzado, una vez absorbida la nicotina y las miles de sustancias nocivas a través de los alvéolos pulmonares, éstas se distribuyen en todo el cuerpo gracias al aporte sanguíneo. Los ojos resultan afectados en su polo posterior al llegar menos cantidad de sangre a través de la arteria central de la retina y repercute también en todos los procesos metabólicos necesarios para el correcto funcionamiento de las delicadas capas retinianas. Las cifras lo confirman: el hábito de fumar sale reflejado en las historias clínicas de más de la mitad de los casos de degeneraciones maculares con un origen multifactorial.
Pero las cataratas son la patología que aparece con mayor frecuencia entre fumadores. Diferentes estudios demuestran que las personas que fuman duplican las probabilidades de formación de cataratas y cuanto más fumen, más aumenta el riesgo.
Pero no todo son malas noticias, ya que si se deja de fumar, incluso en edades avanzadas, se reduce considerablemente el riesgo de padecer cualquiera de estas dolencias oculares. Así que no lo pienses más y déjalo.