¿Por qué los viajes de regreso parecen más cortos?

08, enero, 2020 / Mirada particular / Sin comentarios

Muchas personas han optado por pasar las fiestas navideñas en destinos lejanos o exóticos y han realizado trayectos largos con escalas de varias horas. Es común que, en muchas ocasiones, el viaje de ida se hace pesado y las ganas de llegar a destino puedan convertirlo en eterno, pero en cambio, el de regreso suele transcurrir, aparentemente, más rápido.

Las distancias del recorrido son las mismas pero, por alguna razón, la vuelta al hogar suele ser más corta. A este fenómeno se le denomina “efecto de viaje retorno”. A continuación, os explicamos en qué consiste.

Tiempo físico y tiempo psicológico

Aunque el tiempo físico es objetivo, el tiempo psicológico es subjetivo y potencialmente maleable. La percepción del tiempo puede diferir, significativamente, entre diferentes individuos o según las circunstancias. Todo depende de cómo nuestro cerebro procese los intervalos temporales y la expectativa del orden y la velocidad de los sucesos.

Ya hemos hablado en otros artículos del Magazine de que la mente es un dispositivo maravilloso que toma información ambigua o confusa de nuestro entorno y la simplifica. Según los expertos, hay dos posibles explicaciones al “efecto de viaje retorno”.

Familiaridad y expectativa

Una es la familiaridad. Así como, las tareas rutinarias parecen requerir menos esfuerzo que las nuevas, es muy posible que las rutas ya conocidas -porque las hemos recorrido en el viaje de ida- parezcan tomar menos tiempo en completarse.

Y la otra es la expectativa. Si el viaje de ida se nos hace más largo de lo que esperábamos, lo que generalmente ocurre es que ajustamos nuestras expectativas en el viaje de regreso. Es decir, las personas, al iniciar el trayecto, son excesivamente positivas respecto al tiempo necesario y esto causa que se haga más largo de lo esperado. En cambio, en el de regreso sucede lo contrario. Al recordar lo largo que era el viaje de ida, el de retorno se nos hace más corto.

También hay otras variables que influyen en el “efecto de viaje retorno” como el estado emocional del viajero, la buena o mala compañía durante el trayecto o el tipo de actividades que hagamos durante el mismo.

*Fuente: Revista Semana

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