Los ojos y el frío

13, noviembre, 2019 / Salud Ocular / Sin comentarios

Los meses más fríos del año pueden ser una amenaza para tu salud ocular porque los ojos no sólo están expuestos a la luz solar, sino que también sufren los efectos del aire, del frío y del ambiente seco que provoca, por ejemplo, la calefacción. Este invierno, además del viento y de las partículas que pueden dañar a nuestros órganos visuales, también debemos protegerlos del frío y de la afectación más común que es la del ojo seco.

Cuidado con la calefacción

Los ojos son muy sensibles y están muy expuestos a la intemperie y a los agentes externos. Por esta razón, cuentan con los párpados y las lágrimas como mecanismo de protección. Pero cuando estamos en un lugar cerrado, como el hogar o el trabajo, hay que tener un especial cuidado con la calefacción ya que produce sequedad del ojo y provoca que éste se irrite con mayor facilidad.

Para evitar la sequedad en el ambiente lo más recomendable es mantener una temperatura no demasiado alta y usar lágrima artificial para que forme una película protectora encima de la córnea, en la superficie del ojo, y permita mantenerlo siempre húmedo.

¿Cómo nos protegemos?

Si nos encontramos en el exterior, sobre todo con temperaturas muy bajas o con mucho viento, la sequedad del ojo es incluso mayor que con el calor y lo más aconsejable es el uso de gafas protectoras. Si realizamos deportes de montaña, lo mejor es llevar gafas polarizadas porque la luz del sol se refleja en la superficie de la nieve y puede producir queratitis superficial (una inflamación de la superficie de la córnea).

La mayoría de los casos de sequedad del ojo no son graves, pero pueden llegar a ser muy molestos y causar infecciones posteriores. La queratitis supone el grado más grave de la sequedad ocular y su cura pasa por la administración de antinflamatorios en forma de colirios y lágrima artificial.

Para prevenir o atenuar los síntomas de los ojos secos ja hemos dicho que una de las recomendaciones habituales es la de utilizar lágrimas artificiales. Éstas se pueden aplicar varias veces al día y ayudan a lubricar los ojos en esos momentos en los que se sufre más sequedad. También el consumo de frutas, verduras y alimentos ricos en ácidos grasos y omega 3 puede ser de gran ayuda.

Si debemos permanecer durante un tiempo prolongado en un lugar con un ambiente seco o con la calefacción alta, una buena solución suele ser tener un humificador, que permitirá aumentar la cantidad de humedad y purificar el aire. Sobre todo, por mucho que el ojo te pique, no lo rasques ni frotes ya que podría entrar alguna partícula y, al estar más seco de lo habitual, producir alguna herida que se podría complicar.

 

 

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