Las disfunciones oculares y visuales aumentan un 25% durante la época estival
03, agosto, 2015 / Salud Ocular / Sin comentarios
Es verano, y eso significa días de diversión en la playa, la piscina o la montaña. Desafortunadamente, esto también significa que con todo ese tiempo en el exterior estamos más expuestos a un incremento de las radiaciones solares sobre nuestros ojos y estamos en riesgo de desarrollar ciertas enfermedades oculares. ¡Hoy te explicamos porqué!
Factores como las altas temperaturas, la ingesta de ciertos medicamentos o tener los ojos claros pueden provocar, según concluye un estudio de un equipo de investigadores de la Universidad de UCLA, en Estados Unidos, un notable aumento de problemas oculares y disfunciones visuales en el periodo estival, tales como conjuntivitis, fotoqueratitis, erosiones corneales, ojo seco, etcétera. Con el exceso de exposición solar, los ojos tienen un mayor riesgo de padecer cataratas, ceguera temporal (fotoqueratitis), tumoraciones y pterigion, un tipo de crecimiento anómalo del tejido de la conjuntiva ocular. Todos estos problemas se relacionan con una intensa exposición solar a lo largo del tiempo. Igualmente, es importante tener en cuenta que la ingesta de una serie de medicamentos pueden aumentar la sensibilidad de los ojos y la piel a la radiación UV.
Pasos para reducir los riesgos de problemas oculares durante el verano
Ante cualquier signo o síntoma se aconseja acudir inmediatamente al especialista. Por otro lado, la montaña, la baja humedad y el calor contribuyen a aumentar la evaporación de las lágrimas, resecando el ojo. Lo mismo ocurre con el aire acondicionado. La sequedad ocular ocasiona picores, ardor, visión borrosa, sensibilidad a la luz y sensación de arenilla en el ojo. Por todo ello, conviene tomar ciertas precauciones.
Incluso si no tomamos ningún medicamento y tenemos los ojos oscuros, aún debemos tomar medidas para proteger nuestra salud ocular y visual. Protegerte es más fácil de lo que crees. Lo primero es pasar por un examen completo para descartar cualquier anomalía ocular y dejarse aconsejar por el óptico-optometrista en materia de utilización de productos de protección solar, asegurándonos de usar siempre gafas de sol de calidad que bloqueen el 100% de la radiación UV, sin olvidarnos de usar gafas de sol también en días nublados.
Ante cualquier signo o síntoma se aconseja acudir inmediatamente al especialista. Por otro lado, la montaña, la baja humedad y el calor contribuyen a aumentar la evaporación de las lágrimas, resecando el ojo. Lo mismo ocurre con el aire acondicionado. La sequedad ocular ocasiona picores, quemazón, visión borrosa, sensibilidad a la luz y sensación de arenilla en el ojo. Por todo ello, conviene tomar ciertas precauciones.
Así que, en resumen, en playa, montaña y piscinas no debemos olvidar:
- Llevar gafas de sol de calidad.
- Utilizar un sombrero o gorra y protector solar.
- Asegurarnos de comprobar acerca de la posible fotosensibilidad a cualquier medicamento que estemos tomando.
- Las lágrimas artificiales pueden ser útiles en determinados casos, ya que refrescan y calman las molestias oculares leves.
- En la piscina, no olvidar unas simples gafas de natación para evitar posibles infecciones.
- En la playa o la montaña es interesante apostar por unas gafas polarizadas, lentes que poseen un filtro especial que bloquea la luz reflejada y permiten una visión sin reflejos.
Y tú, ¿ya te proteges del sol?