Claves para detectar la hipermetropía infantil

20, noviembre, 2019 / Salud Ocular / Sin comentarios

La mayor parte de los niños -alrededor de un 70%- son hipermétropes al nacer. En la mayoría de los casos, este defecto se va corrigiendo de forma natural a medida que el ojo va creciendo, pero hay niños que permanecen hipermétropes o, incluso, que evolucionan a miopes. La hipermetropía infantil suele manifestarse por una visión próxima o cercana borrosa o deficiente y es habitual que aparezca alrededor de los 4 años.

Detección precoz

La hipermetropía es, en realidad, un error de la refracción que se produce porque las imágenes captadas por el ojo se enfocan detrás de la retina en lugar de hacerlo directamente sobre ella. La hipermetropía infantil, sobre todo cuando la graduación no es muy elevada, es difícil de detectar ya que los niños tienden a compensar la visión borrosa de cerca, acomodando con el cristalino para poder enfocar correctamente los objetos.

Pero la realidad es que el sobreesfuerzo visual realizado por los músculos oculares de los niños hipermétropes para corregir el defecto refractivo provoca que, en muchas ocasiones, sufran dolores de cabeza y fatiga, dolor o enrojecimiento ocular e incluso estrabismo. Por esta razón, es fundamental acudir al oftalmólogo con regularidad, para que le hagan las pruebas pertinentes, incluido un examen visual en profundidad dilatándole la pupila si es necesario.

¿Cómo podemos saber si nuestro hijo o hija es hipermétrope? Una señal de alerta puede ser que tenga dificultad para leer cuentos, pintar o realizar cualquier actividad que le suponga enfocar la vista. También si sufre estrabismo convergente, es decir, que ponga el ojo hacia dentro cuando intenta mirar un objeto de cerca. Otros síntomas pueden ser que le piquen los ojos, tenga dolor de cabeza, padezca fatiga visual o se frote continuamente los ojos, arrugando la frente y parpadeando con frecuencia.

¿Cómo la tratamos?

Los grados leves de hipermetropía infantil, que tienen la mayoría de los niños, no suelen necesitar tratamiento, el problema surge cuando no se diagnostican a tiempo. Debemos tener en cuenta que, si no se corrige el defecto refractivo, se puede producir una supresión que genere el ojo vago o ambliopía.

Las gafas graduadas siguen siendo la solución más utilizada por las familias para su corrección porque, se ayuda al ojo a enfocar y a evitar el estrés que le produce realizar cualquier esfuerzo cuando mira un objeto de cerca. Aunque lo recomendable es utilizar las gafas al leer, hacer los deberes, u otra actividad que requiera enfocar de cerca, también se aconseja durante un tiempo utilizarlas de lejos.

Las lentillas tradicionales dan mayor libertad a los niños que las gafas graduadas, pero requieren una rutina de higiene que es difícil seguir en edades tan tempranas. También existen algunos ejercicios visuales que tienen como objetivo mejorar el funcionamiento del sistema visual.

Recuerda que ellos seguramente no te avisarán que no ven bien, por eso,  las revisiones periódicas a tu especialista de referencia son imprescindibles para detectar la hipermetropía infantil a tiempo.

 

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