Protege a tus ojos del viento
12, febrero, 2021 / Salud Ocular / Sin comentarios
Como ya hemos dicho en varias ocasiones en “Magazine”, los ojos son órganos muy delicados y debemos protegerlos de los agentes climáticos que pueden dañarlos. Estas últimas semanas hemos sufrido temporales con fuertes ráfagas de viento, unas condiciones que obligan no sólo a abrigarnos y a andar con cuidado por la calle sino que también a llevar puestas unas gafas de sol que creen una barrera entre nuestros ojos y el entorno.
Además de desagradable, el viento arrastra partículas como polvo, arena o polen que pueden terminar en nuestros ojos y dañarlos. Es importante evitar frotarse el ojo y limpiarlo de forma adecuada.
Gafas de sol
A la hora de escoger gafas de sol para proteger los ojos del viento y otros agentes climáticos es importante tener en cuenta varias cosas. En primer lugar, deben de ser gafas de sol homologadas y que nos protejan no sólo del viento sino también de los rayos ultravioleta.
En segundo lugar, es importante que sean con cristales grandes porque cuanto mayor sea su tamaño, mayor será el área de la cara que quede protegida y menor el riesgo de que las partículas en suspensión lleguen a nuestros ojos. Lo más recomendable es que las gafas de sol tengan una estructura cerrada, lo mejor es escoger monturas ergonómicas que se ajusten los más posible a la forma de la cara. De esta manera, evitaremos crear espacios amplios por donde el viento pueda llegar a entrar.
Evidentemente si las gafas de sol deben ser homologadas, los cristales también. En cuanto al tono lo más recomendable es escoger un color lo más oscuro posible para que no sólo nos proteja del viento sino también de la radiación ultravioleta. El modelo deportivo FMO-S5-C1 de Farmaoptics es una gafa envolvente que se ajusta a la cara a la perfección y que te protege perfectamente ante las inclemencias metereológicas.
¿Y si nos entra algo en el ojo?
Si nos entra alguna cosa en el ojo lo más importante es evitar frotarse. En lugar de esto, lo primero que debemos hacer es resguardarnos lo mejor posible del viento para poder limpiar el ojo de forma correcta.
A continuación, debemos parpadear de forma continuada para intentar que sea el propio ojo el que elimine cualquier suciedad que haya podido entrarle. Si con esto no es suficiente, podremos utilizar colirios o lágrimas artificiales para limpiar mejor la superficie del ojo y asegurar que expulsamos cualquier resto que haya podido ser arrastrado por el viento.
Si no tenemos acceso rápido a colirios, se puede utilizar agua pero nunca debe ser la opción preferente porque, al no estar esterilizada, puede producir infecciones en el ojo (conjuntivitis). Finalmente, si el escozor y el enrojecimiento del ojo no se pasa en los siguientes minutos, lo más aconsejable será acudir al especialista de confianza para que lo pueda evaluar y descartar posibles daños.