Cada cultura, sus enfermedades
03, julio, 2013 / Mirada particular / Sin comentarios
¿Sabías que un inglés no puede sufrir un ataque de nervios y que los japoneses pueden experimentar fobia por su olor corporal? Hoy profundizamos en las diferentes culturas y sus enfermedades. ¡Vamos allá!
El tipo de enfermedades afectadas varía de sociedad en sociedad, igual que la consideración que se les tiene. A los locos se les respetaba en las comunidades que les atribuían el papel de intermediarios con los dioses y los muertos. En Europa pasaron de ser quemados en las hogueras a ser recluidos en cárceles o lobotomizados.
Cuestión de cultura
Cada cultura tiene sus desequilibrios. Los anglosajones, por ejemplo, no conocen el «ataque de nervios» latino, que cursa con gritos, lloros, estremecimientos, agresiones o autoagresiones como respuesta a una situación de estrés familiar. En cambio, en Estados Unidos es más frecuente el psicópata agresivo y la depresión. En Japón se da el «tajin Kyofusho» o intenso temor a que los gases, el sudor, el olor corporal o el aliento puedan ofender a los demás.
Estas diferencias demuestran que la genética y la historia personal sólo explican en parte lo que a una persona le ocurre en relación a su equilibrio mental. Pero desde luego tratar a una persona resulta más fácil que tratar a toda una sociedad.
Nuevas afecciones oculares
De esta forma, no es extraño que aparezcan diferentes patologías en la vista, ya que la salud de ésta viene en gran parte del estilo de vida. El estilo de vida depende de cada cultura, es una forma compartida de vivir. Sobre todo en la cultura occidental se han incrementado los casos de síndrome ocular del ordenador.
Es una de las enfermedades de la vista, derivada del actual estilo de vida y de trabajo, que nos mantienen horas y horas cada día frente al ordenador. Sus síntomas son lagrimeo, ardor, irritación, visión borrosa y dolores de cabeza. Para prevenirlo, hay que mantener una iluminación correcta (indirecta), una distancia adecuada respecto de la pantalla (de 50 centímetros como mínimo), trabajar con un monitor de calidad y descansar 15 minutos por cada hora de trabajo. Otra recomendación es no leer en la pantalla mientras se esté moviendo el texto, porque esto somete a los ojos a un estrés extraordinario.